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Luz de otoño, amarilla, cálida, cegadora...
Viento frío de invierno, gélido, cortante, abrumador...
Mezcla perfecta para generar un buen caldo de cultivo donde dejar
crecer sin limitaciones esa melancolía que nos envuelve el alma con su
acorazado caparazón.
Dicen los expertos que “si uno no cambia de estrategia
siempre seguirá obteniendo los mismos resultados”...
Pero claro, digo yo que la cosa está en aclararse primero para
saber cuales son los resultados que deseamos obtener... Y yo sigo con mi “ni sí
ni no ni todo lo contrario”...
Y bueno...“La culpa es del viento...” como dicen Los Secretos en su
tema “Sólo ha sido un sueño”
(Aquí la letra - Aquí el vídeo)
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