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Porque escoger es un derecho... o por lo menos debería serlo

divendres, 2 de maig del 2008

Engañando a nuestros ojos

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O jugando a engañar a nuestro cerebro, a nuestra percepción, a nuestros sentidos…

Porque las cosas no siempre son lo que parecen o lo que aparentan, eso ya lo tenemos más que claro, no?

Pues bien, vamos a ver el siguiente vídeo:





Curioso, eh?

Pues nada, si os ha gustado este Dragón fisgón que estáticamente nos sigue con su mirada a todas partes, sin quitarnos ojo de encima, aquí os dejo la imagen del recortable para que lo experimentéis en casa en vivo y en directo.
Seguro que a los niños les encantará…



Click en la imagen para descargar e imprimir:



Y es que no dejan de ser curiosas cosas como esta:


Supongamos que un péndulo vibra a un ritmo de dos oscilaciones por segundo, con lo que se consigue la primera octava; cada vez que el ritmo se duplica en aceleración (cuatro, ocho, dieciséis, etc.) tenemos una octava más.

Cuando se llega a la quinta octava con un ritmo de frecuencia de 32 vibraciones por segundo y una longitud de onda de 10,63m, se oye un sonido muy bajo.

Cuando se alcanza la decimoquinta octava con una frecuencia de 32,786 vibraciones por segundo y una longitud de onda de 10m, el sonido se extinguirá para nosotros, empezando el ultra sonido (que ciertos animales pueden percibir).

Después las mismas vibraciones se transforman en ondas de radio y onda corta, transformándose en calor al llegar a las 40 octavas y posteriormente en infrarrojos, hasta que llegamos a la octava cuadragésimo-novena. Aquí son nuestros ojos los que responden y comenzamos a "ver".

Allí las ondas van decreciendo en longitud, de 78 millonésimas de centímetro (0,000038 cm), es decir, desde los rayos rojos y pasando por los anaranjados, amarillos, verdes, azules y añil, hasta llegar a los rayos violeta, que marcan el límite de la visión humana.

Las vibraciones clasificadas por la ciencia oscilan, en cuanto a la magnitud de onda, entre 400 y un cuarto de millón por pulgada (25'4 mm), (las producidas por las radiaciones del hidrógeno bajo la influencia de una descarga eléctrica).

Nosotros respondemos a poco más de la novena parte de todas estas vibraciones con los sentidos que poseemos.

En otras palabras, del mundo que nos rodea, descubierto por la ciencia, sólo conocemos una octava parte, y las siete restantes permanecen ocultas para nuestra conciencia, y aún así creemos verlo TODO como realmente es...


Si es que... No somos nada…




Y aquí os dejo un vídeo con una batería de ilusiones ópticas y alguna cosita más, por si os apetece seguir alucinando y poniendo a prueba los fusibles del cerebro que os gobierna :)