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A menudo hay más de un camino para llegar a un lugar, pero como siempre andamos con prisas, acostumbramos a elegir el más corto, a pesar de que no sea el más agradable.
Hoy ha sido un día especialmente diferente y había tiempo, así que para seguir con las diferencias y hacerlo especial del todo, he decidido atravesar el Montseny, ese macizo montañoso que siempre rodeo.
Sin duda casi he doblado el kilometraje pero, sin duda también, puedo decir que ha merecido la pena.
Gracias Divina Providencia por estar proveyéndonos de ese agua bendita que tanta falta nos hacía.
Resucitan fuentes extinguidas, fluyen arroyos desparecidos, se acaudalan ríos moribundos, se recuperan charcas, nuestros embalses se llenan y nuestros montes van recuperando sus tonos verdes que casi habíamos olvidado.
Bosques que desprenden olor a madera húmeda, a tierra mojada, a vida…
La naturaleza toma color y yo con ella.
Los pajaritos cantan, las nubes se levantan...
PD - Los pajaritos que sigan cantando, pero como se levante una sola nube... :[
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