Y cuando ya nada me recuerda a ti...

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Y cuando ya nada me recuerda a ti,
ansío revivir un ápice de lo que fuimos.
Sobrevivo extirpándole óxido al pasado
con feroces zarpazos de impotencia,
para morir lánguidamente día a día
asfixiada por el deseo de sentir una vez más
aquello que sólo tú fuiste capaz de provocar.

Busco refugio en los inhóspitos lugares
que guarecieron nuestros sueños,
pero ellos… ellos ya no me reconocen,
ni tampoco se acuerdan de ti.

Y es entonces cuando me pregunto
si alguna vez has existido,
si has pernoctado en algún que otro lugar
lejano y ajeno a mi imaginación.

Y es entonces cuando la derrota me susurra
el Soliloquio de Segismundo al oído,
y me pregunto qué hay de cierto y de mentido
en la conclusión de Calderón,
cuando afirma sin dudar y en verso
aquello de que toda la vida es sueño
y los sueños… sueños son.


Xesca'08