200.000km de complicidades

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Dicen que el perímetro de la tierra mide aproximadamente 40.000Km.
Si esto es así, mi Saxo y yo hemos dado 5 vueltas completas al mundo en 9 años, 10 meses y 13 días, cumpliendo casi al dedillo la valoración de los entendidos que, para según qué, le asignan a los vehículos un promedio de uso de 20.000km/año.

Lo cierto es que me gusta tanto conducir que, con agua, cigarrillos y buena música, podría plantarme en Australia si hubiese carretera.

Pero… Quien me iba a decir a mí que ese Saxo que en Septiembre del 98 lucía en el escaparate del concesionario Citroën de mi población, que fue comprado por necesidad que no por capricho y no en el mejor momento, y que además de que no era rojo como yo quería, lo único que me gustaba de él eran el precio y la tapicería, iba a convertirse en mi fiel cómplice compañero de fatigas.

Un amigo que jamás me ha dejado tirada en una cuneta, que me ha visto reír, llorar, sufrir, cantar, que ha sido testigo mudo de confesiones inconfesables, de conversaciones trascendentes y decisorias, que me ha cobijado de la lluvia y del frío, y me ha dado techo alguna noche en que, andando de aventuras por esos mundos de Dios, no he encontrado alojamiento.

Él me ha llevado a lugares y parajes fantásticos, por carreteras de pesadilla.
Juntos hemos recorrido media España y el sur de Francia, atravesado Los Picos de Urbión, y Los Pirineos por varios puntos. Nos hicimos 3.000km descubriendo el norte y otros 6.200 desnudando Galicia, en un viaje que de ser de 7 días pasó a ser de 26 (y porque había que volver al trabajo).

…Y atascos, y caravanas diarias en la C-31, y fines de semana, y paseos para despejar la mente, y horas aparcado en el paseo marítimo conmigo dentro, viendo la lluvia resbalar por los cristales mientras me pregunto hacia adonde voy.

No fue mi primer coche, pero sin duda es con el que más he compartido y del que más gratos recuerdos guardo, y aunque funciona de maravilla, no puedo evitar ponerme triste al pensar que tal vez ya no nos queden muchos kilómetros que recorrer juntos.

Aunque él no pueda leerlo, quiero darle las gracias por todos estos años (y los que vendrán).