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El paso de los carros desgastaba con sus ruedas los caminos por donde transitaban.
Podemos observarlo claramente en esta imagen tomada a la entrada de la muralla de las ruinas d'Empuries (Girona, Catalunya)
Llamadme curiosa o chafardera, pero siempre me ha interesado conocer el origen de las “cosas” que día a día me rodean, y me marcan que determinadas “cosas” deba hacerlas de una determinada manera y no de otra, aunque en especial lo que siempre me ha atraído sobremanera es la etimología (el origen de las palabras) por lo sorprendente y curioso que resulta en muchos de los casos.
Pues bien, el viernes navegando por Internet en busca de una información que necesitaba sobre “transbordadores” para una tarea que estaba realizando en el trabajo, fui a parar a un blog con una entrada que no respondía a mi búsqueda pero que me pareció interesante, por lo que automáticamente me envié el link a mi correo particular para disfrutar de su lectura en la tranquilidad de mi hogar.
Me ha resultado tan gracioso y a la vez tan interesante el tema, que he decidido dedicarle una entrada en mi propio blog.
Quizás alguno de los que habitualmente visitáis El Gripau Blau ya lo hayáis leído en alguna otra ocasión porque, por lo visto, el escrito tiene unos años, pero jamás hasta el viernes había caído delante de mis ojos.
Lo encontré en aquí, escrito por Eduardo Palacios el 28 de Agosto del 2006, bajo el título: Los transbordadores y los caballos
Transcribo literalmente:
«El siguiente artículo lo encontré en el blog de Javi Moya, que a la vez lo encontró en el blog de El Listo que todo lo sabe, que a la vez lo recogió de la internet, de un texto traducido por Manuel Talens.
Me he reído un buen rato leyendo las conclusiones.
Me propongo ofrecerles a continuación una prueba contundente de que los aspectos más modernos de nuestra vida están condicionados por detalles muy antiguos.
Veamos:
Pues bien, el viernes navegando por Internet en busca de una información que necesitaba sobre “transbordadores” para una tarea que estaba realizando en el trabajo, fui a parar a un blog con una entrada que no respondía a mi búsqueda pero que me pareció interesante, por lo que automáticamente me envié el link a mi correo particular para disfrutar de su lectura en la tranquilidad de mi hogar.
Me ha resultado tan gracioso y a la vez tan interesante el tema, que he decidido dedicarle una entrada en mi propio blog.
Quizás alguno de los que habitualmente visitáis El Gripau Blau ya lo hayáis leído en alguna otra ocasión porque, por lo visto, el escrito tiene unos años, pero jamás hasta el viernes había caído delante de mis ojos.
Lo encontré en aquí, escrito por Eduardo Palacios el 28 de Agosto del 2006, bajo el título: Los transbordadores y los caballos
Transcribo literalmente:
«El siguiente artículo lo encontré en el blog de Javi Moya, que a la vez lo encontró en el blog de El Listo que todo lo sabe, que a la vez lo recogió de la internet, de un texto traducido por Manuel Talens.
Me he reído un buen rato leyendo las conclusiones.
Me propongo ofrecerles a continuación una prueba contundente de que los aspectos más modernos de nuestra vida están condicionados por detalles muy antiguos.
Veamos:
Cuando vemos el transbordador espacial en la torre de lanzamiento, podemos apreciar los dos depósitos auxiliares de combustible adosados al principal.
Estos se fabrican en Utah por la empresa Thiokol.
Los ingenieros que los diseñaron hubieran preferido que fueran mayores, pero estos depósitos se tenían que transportar por tren hasta la base de lanzamiento.
La línea férrea entre la fábrica y Cabo Cañaveral cruza las Montañas Rocosas a través de un túnel, que no permite el paso de depósitos de mayor tamaño.
Pero ¿Por qué el túnel tiene estas dimensiones?
Porque la anchura de los túneles viene determinada por la anchura del tren y éste, a su vez, tiene relación directa con la separación de los raíles.
La distancia estándar entre los raíles de la vía del tren en Estados Unidos es de 4 pies y 8,5 pulgadas (unos 1,4 metros). Una cifra particularmente extraña.
¿Por qué se adoptó esta medida?
Porque los ferrocarriles norteamericanos se construyeron igual que los británicos por ingenieros ingleses, que pensaron que era una buena idea ya que permitiría usar locomotoras inglesas.
Muy bien, pero ¿por qué los ingleses los construyeron de esta forma?
Porque las primeras líneas de ferrocarril fueron diseñadas por los mismos ingenieros que construyeron los tranvías, que ya utilizaban esta misma medida.
Pero ¿Por qué esta distancia?
Pues porque los constructores de tranvías eran los mismos que anteriormente construían carros y utilizaban los mismos métodos y las mismas herramientas.
Pero ¿Por qué los carros utilizaban este estándar?
Porque en toda Europa las roderas en los caminos estaban ya marcadas y cualquier otra medida hubiese causado la rotura de los ejes de los carros.
Claro, pero… ¿Por qué los caminos tenían la misma separación entre las roderas?
Porque los caminos se remontaban a los tiempos de los romanos y se hicieron para facilitar el desplazamiento de las legiones.
Pero ¿Por qué los romanos adoptaron esta medida?
Porque los carros de guerra romanos estaban tirados por dos caballos.
Los caballos galopando uno al lado del otro debían tener la suficiente separación para no molestarse. Con el fin mejorar la estabilidad del carro, las ruedas no debían coincidir con las pisadas de los caballos y a la vez no estar demasiado separadas para no causar accidentes cuando dos carros se cruzaran.
Hemos encontrado nuestra respuesta a la pregunta inicial.
La separación entre los raíles del ferrocarril norteamericano (1,4 metros) viene determinado porque 2.000 años antes, en otro continente, los carros romanos se habían construido en función de las dimensiones del culo del caballo.
PRIMERA CONCLUSIÓN
Una restricción en el diseño del medio de transporte más rápido del mundo, el transbordador espacial, viene determinada por el ancho del culo del caballo.
SEGUNDA CONCLUSIÓN
La próxima vez que veamos unas especificaciones técnicas y nos preguntemos si se han hecho con el culo, la respuesta es SI.
Como tantas otras cosas…»
No sé cuando volveré a Empúries así que, por favor, si alguien lee esto y tiene previsto ir, que no olvide meterse en el bolsillo una cinta métrica para comprobar si es cierto y me lo cuenta... Gracias!!! :)
1 comentari:
Ya la había leído, esta historia tan tan curiosa.
Aquí se demuestra que el género humano sigue a ojos cerrados aquella máxima de "Si una cosa va bien pa que la vamos a cambiar!!", que muchas veces nos hace vivir en el paleolítico, pero que en el caso de los trenes, veo totalmente justificada.
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