Abandonada en la arena
diluyo mis pensamientos
en las aguas que separan
mi playa de tu cielo.
Sin quitar ojo a la otra orilla
del río que me arrastró,
lleno de piedras mis bolsillos
para no volver a ella, no.
Desafiar al temporal
o rendirle la vida.
Fondear en buen puerto
o naufragar a la deriva.
Se ha marchitado el trébol
del as que guardé en mi manga.
Ya no dibujo ilusiones
en el cristal de mi ventana.
Cristal venido a cristales
que se clavan como puñales.
No cuesta dar en el centro
de la diana del sufrimiento.
Y dudo escanciando esa arena
que escapa entre mis dedos,
como se escapa la vida,
como se escapan los sueños.
xes’08
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